Producción de Sal

Vista aérea de la Salina de Nuestra Señora de la Aurora en su estado de explotación en 1956.

Una salina es un lugar donde se deja evaporar agua salada, para dejar solo la sal, poder secarla y recogerla para su venta.

Las salinas vienen siendo explotadas desde antes de los romanos, pero estos extendieron el uso de la salazón y establecieron grandes factorías para ella, por lo que se requería la explotación generalizada e intensiva de todas las salinas existentes. Este uso dio valor estratégico a la sal y desde entonces la propiedad de las salinas fue un bien preciado, justificando conflictos y generando riqueza en su entorno. Como muestra de la importancia histórica de la sal, de ella proviene el término salario, ya que se utilizaba profusamente en el trueque y como forma de pago por trabajos. Cambios y afectaciones en las condiciones físicas de los suelos (erosión) cambios e interrupción en el curso de las corrientes de agua.

En el siglo XX, con la aparición de otros métodos de conservación, el uso de la sal se reduce drásticamente y las explotaciones salineras se reducen proporcionalmente.

La mayoría de las salinas del Parque Natural Bahía de Cádiz se alimentan de aguas procedentes de alguno de los numerosos caños existentes en la Bahía. Estos elementos forman parte del sistema de circulación hídrica del ecosistema estuarino.

La vuelta de fuera es el muro que delimita la salina con el exterior. Está conectada con el caño de alimentación a través de al menos una compuerta. El estero es el primer receptáculo de recogida y almacenamiento del agua. Ocupa una gran extensión y es rico en pesca.


Un sistema de compuertas permite controlar a voluntad la circulación del agua desde su entrada al estero a través de la vuelta de fuera hasta su evaporación definitiva en los cristalizadores.

Desde el estero, a través de compuertas, el agua pasa a un largo y sinuoso sistema de canales en el que va ganando temperatura y concentración salina. Los diferentes sectores por los que circula son cada vez más someros y se denominan lucio, vueltas de periquillo y vueltas de retenida.

La tajería comprende el espacio donde se produce la cristalización de la sal mediante la culminación del proceso evaporativo. Está constituido por un conjunto de tajos cristalizadores de forma rectangular donde se cosecha el producto.

La sal se extrae de los cristalizadores con la ayuda de la vara, instrumento de madera compuesto por una tabla sujeta a un largo mango. Se acumula en pequeños montones llamados verachas.

En el muelle –cargadero– la sal se embarca en pequeñas naves, llamadas candrays, capaces de maniobrar por los caños.

Junto al cargadero se encuentra el salero, lugar donde se acumula la sal formando grandes pilas o montones construidos gracias al habilidoso trabajo de los montoneros.

El acarreo de la sal desde los tajos al salero se hace mediante burros con serones. Son conducidos por hormiguillas, jóvenes que se así se inician en las labores salineras. También se utilizan parihuelas llevadas a mano.

Vista aérea de la salina de Nuestra Señora de la Aurora en su estado de conservación en 2009.

Los muros están colonizados de vegetación halófila (amante de la sal) propia de marismas. Destacan los salaos (Limoniastrum monopetalum) que llenan de color rosa estos parajes cuando florecen a final de primavera y principios del verano. También las sapinas, que comprenden todo un conjunto de plantas barrilleras de los géneros Arthrocnemun, Sarcocornia y Salicornia. Son especies de tallos crasos y en artejos que se aprovechaban tradicionalmente para fabricar jabón.

Como complemento a la explotación de la sal se aprovecha el pescado de estero que tiene una merecida fama. Lisas, robalos y doradas, entre otras especies, se capturan en los despesques. Los ejemplares jóvenes se echan al chiquero para que continúe el engorde.

La casa salinera hace las funciones de vivienda, almacén de aperos y centro administrativo. Sus techumbres planas posibilitan la recogida del agua de lluvia que se conserva en un aljibe.

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